Tengo la teoría de que cuando las cosas salen mal tan seguido, eventualmente mejorarán. Como una línea curveada que sube y baja cíclicamente. Y es cierto, el universo conspira para que seamos felices y siempre termina equilibrándonos. El problema ocurre cuando las cosas salen mal, salen mal, salen mal y la curva no vuelve a elevarse. Cuando el fondo de la línea se hace eterno.
Dicen que Dios cierra puertas pero abre ventanas, supongo que para dejarnos tomar un poquito de aire en estos procesos. Quizás ahora me asfixio porque el aire que entra por la ventana es tan escaso, que no me llega hasta los pulmones.
De todas las cosas que han sucedido, creí que al menos podría confiar en nosotros y en que lograríamos superar el pasado. Quizás nunca podremos. O al menos yo nunca podré recordar esas cosas sin rencor. La definición más exacta que he encontrado de perdonar es esa: recordar sin rencor. Y todavía no lo he hecho. Lo siento.
1 comentario:
Estoy de acuerdo, recordar sin rencor. Qué bonito.
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