lunes, 29 de noviembre de 2010

Aprender a volar

De Liniers

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuando relees, como si fuera la primera vez

A veces me sorprendo siguiendo mis propios pasos, pisando tierra que ya había habitado. Como si el instinto de ser uno mismo nos diera a entender que arrepentirnos nunca sirve nada, y que quizás si sufriéramos de amnesia, seríamos la misma persona con alguna variación. Y aun así, no se puede evitar esa cara de sorpresa ante el redescubrimiento cuando regresamos. Cuando relees, y se siente como si fuera la primera vez.


jueves, 18 de noviembre de 2010

Dandy (fue un honor visitar tu parque)

A ti también te echaremos de menos Luis Feliz, Oscar the Wild, the swing kid in the wonderland... Una mente brillante de la generación trent, que nos ilustró con su sabiduría zen Dandy... dandy... Fue un verdadero honor visitar el parque, de una de las personas más interesantes y compañero de letras, que tuve el gusto de conocer.




Mad Moneypenney

martes, 16 de noviembre de 2010

Palabras para los amigos caídos

Los mejores se van temprano,
En un instante de intensidad abrasante,
La fugacidad de una vida demasiado hermosa para ser longeva,
Así me despido de cada hermano,
Así se va la gente importante,
Y si he de permanecer para verlos a todos convertirse en ecos inmortales,
Si así me he de convertir en el alquimista del recuerdo de mejores días,
Que así sea,
Que así sea,
“Las mejores mentes de mi generación”,
Veloces astros sin dirección,
serán devoradas por la locura,
Pero consumidas en servicio del amor,
De la pasión de un bien mayor, una vida simplemente vivida,
Por siempre, los héroes de mi veneración,
Mis modelos a seguir, mis compañeros en armas, mis trincheras en la premura,
Los placebos a mi temor,mi más ferviente pavor, el de desperdiciar vida,
En algo en lo que ellos no perderían su tiempo ni agotarían esfuerzo.
Milagros constantes, vivir en presencia y compañía,
De espectaculares gigantes,
De hombres viciados inteligentes,
Un testimonio en mis versos,
Atestiguar a un sol alcanzar supernova, un milagro de un día,
Una tarde ociosa, entre extraños semejantes,
Entre los que son, un perfecto ignorante,
Y yo,
Ante todo,
Un sentido del humor, sin sentido,
Una carencia de relevancia en todo,
Y la plena consciencia de todo esto en vista de lo pequeños que somos,
Una visión universal,
Del hombre de familia, del héroe inmoral
De la antítesis del Nazareno,
Mi amigo, el indecente,
Mi amigo, el padre prematuro,
Mi amigo, el hombre inmaduro,
El moralmente ambivalente,
Un hombre de mundo,
De letras, obscenas, y ricas, abundantes, proezas ambulantes,
Un hombre de pocas palabras,
Pero en lo pocas, sabias,
En lo breves, ciertas,
En lo ausentes, hermosas,
Carentes,
Un hombre sin miedos,
El que enuncia la palabra amigo sin rodeos,
El que se da un guamazo de whisky sin que le tiemble el pulso,
Sin la cara de crío,
El sabe ser uno cuando hay que serlo,
Un hombre de rostro hermoso,
El rostro que da gusto ver,
La mano que más vale estrechar,
Un nombre,
Al que realmente voy a echar de menos…
Luis Felipe Blanco (1983-2010)

lunes, 15 de noviembre de 2010

Quisiera ser esa foto amarilla

Quisiera ser esa foto amarilla y desgastada. Inventar que vivo en los años setenta y escucho a los Beatles cerca de la carretera, que puede llevarme para un lado o para el otro. En vez de eso, me quedo sentada de cuclillas sobre el banco viendo pasar a los camiones.
Mi cabello es largo y rojizo y los rayos del sol lo confunden naranja, como las hojas asimétricas que se arrastran sobre el piso. Porque ese sueter que traigo puesto se debe al otoño, que se escapa de viento frío hacia el invierno. Y los papeles están invertidos porque en esa foto, no pienso en ti.

Hear you me

sábado, 13 de noviembre de 2010

La Teoría sobre los Rayos

Anoche hubo una tormenta eléctrica, tan intensa, que captó la atención de todos los que habitábamos el cuarto y nos hizo olvidarnos sobre qué conversábamos. -Debe ser muy lejos, aseguró mi abuela, con la mirada fija en los destellos que se prendían cada ciertos segundos en sus ojos. -¿Y por qué lejos?, pregunté con curiosidad. -Porque no se escuchan los truenos, deben estar cayendo cerca del mar. -No sabía estábamos tan cerca de la costa, murmuré para mis adentros. Y mi abuelo, que se encontraba sentado a mis espaldas, comenzó a relatar una historia sobre su padre:
"Una noche como esta, mi mamá le dijo a mi padre: 'Eduardo, ¡dicen que va a haber un terremoto!'. El viejo no se inmutó en responder, y mi mamá, preocupada, le respondió: '¿es que acaso eres de piedra?'. La vieja era muy nerviosa... Entonces, mi papá nos miró a mi y a mis hermanos, quienes también estabábamos asustados, y nos contó su teoría. 'Cuando vean un rayo', dijo el viejo, 'comiencen a contar: uno, dos, tres, cuatro... hasta que escuchen el trueno. Eso les hará saber a cuantos kilómetros ha caído'. Por supuesto, no tiene certeza científica este cálculo, pero a nosotros nos ayudaba a aproximar la distancia y más nunca nos dio miedo ver una tormenta..." -y si no te da tiempo de contar-, aseguró entonces mi abuela,- sabrás que te ha caído encima.
Apuntes para doña Lola y don Eduardo

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Si Dios ofreciera explicaciones...