sábado, 26 de diciembre de 2009

Causalidades

"No se puede evitar lo inevitable", decía un viejo recorte de periódico pegado con cinta adhesiva detrás del computador de Julia. Ella se quitó los lentes de pasta negros, los colocó sobre la mesa y subió dos de sus dedos entre las cejas, poco a poco, hasta llegar al final de su frente. Con el pulgar en la sien y estirando la piel de su rostro, apoyó el codo sobre el escritorio y miró de reojo a Ruth, quien se acercaba lentamente al reproductor para colocar un Cd de villancicos.
Sabiendo que cualquier objeción sería inútil, contuvo la desesperación en un suspiro. Faltaba poco para Navidad, así que no quedaba mucha gente en la oficina y nadie entendería que, en efecto, ella tenía que trabajar.
Ella era la chica "bohemia" del grupo, la extraña que había estudiado Artes en vez de una carrera útil y sin embargo, resolvía tanto desde el silencio, que había que dejar presente su ausencia. Lo sabía, así que hizo caso omiso del rechazo que sentía por las expresiones decembrinas y se colocó los audífonos para escuchar Maybe Not de Cat Power.
Mientras el piano timbraba en sus oídos, balanceaba la cabeza de arriba a abajo y cerraba los ojos, que abría de vez en cuando para continuar con la frase, que llevaba rato tratando de completar: "Las hojitas amarillas volaban en el interior del auto mientras nosotros..."
En el fondo, Ruth cantaba desentonadamente, mientras que ella subía el volumen y tecleaba cada vez con más y más fuerza; tanto, que no escuchó cuando su teléfono móvil comenzó a sonar. Al otro lado de la línea, Martha, una vieja amiga de la universidad y que tenía dos años sin ver, llamaba para invitarla a almorzar, ya que se encontraba manejando cerca de la zona.
Julia se quitó los audífonos y se levantó de su puesto para buscar una impresión de lo que había logrado concretar. Caminó por el pasillo hasta llegar al comedor, se sirvió una taza de café y se dirigió hasta el ascensor, que parecía estar esperándola con las puertas abiertas.
En vista de que Julia nunca contestó, Martha siguió manejando de largo y llegó al semáforo, que estaba en rojo. Un chico cruzó la calle rápidamente y pasó frente a ella, quien sólo vio la estela de su silueta entre la gente, cual extraño que pasa sin dejar huella.
Alejandro siguió caminando, no era de esa clase de personas que necesitan vivir planificadamente. Y sin tener razón alguna para hacerlo, se detuvo por un instante. Las hojas quemadas bailaban sobre el asfalto de aquella acera, que Julia podía haber transitado de haber contestado la llamada. El podría haber irrumpido en su soledad. Haber visto en ella más allá de lo obvio. Sucederle. Dejar que lo encontrara. Descubrirla en medio de la gente y sobrevivir a las certezas que le hubiese pedido. El podría vivir haber vivido el día a día sin importar los antes ni pensar en lo que vendría después.
Julia terminó de revisar los escritos y retiró la taza de café del muro, cuando vio desde la azotea como un chico caminaba frente al edificio.
-Es mejor que regrese pronto, pensó.
- Algunas personas parecen felices: simplemente no piensan en el tema. Otras hacen planes (...) mientras más ocupadas están con eso son como toros en busca de torero: reaccionan instintivamente, siguen adelante sin saber dónde está el objetivo. Pero a pesar de todo, sus ojos muestran una tristeza que ni ellas mismas saben que llevan en el alma. ¿Tú eres feliz?
El Zahir - P C

domingo, 20 de diciembre de 2009

martes, 15 de diciembre de 2009

Te ocupas

Te ocupas, para no pensar en qué serías si tuvieras el valor de pertenecerte; pero cuando la noche es sola y ves las estrellas desde las rodillas, lo imaginas de todas formas.
Para que el tiempo entierre las esperas y no estés tentado a voltear al pasillo, que posiblemente esté alumbrado y desierto; ni abandonar la casa que ya no es tuya ni aceptar que ahora eres el extemporáneo, que se encierra en la fantasía de intimidad, que podría convertirte en algo tuyo o en algo nuestro.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Fotógrafo de asombros

A veces me pareces alguna clase de criatura mágica, incapaz de comprender los sentimientos humanos, tan irracionales y absurdos, que se escapan de explicarse con palabras. Tu rostro borroso, se forma y desforma con la distancia y el acercamiento; y el tiempo, te da las alas, aún cuando te cansas de volar entre los paraísos más escondidos. Tu alma no es de nadie, ni si quiera de ti mismo. Eres un cuadro anónimo, un ladrón de miradas, un fotógrafo de asombros y un niño escondido entre las barbas.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Ítaca

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias (...) Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí tu destino. Mas no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino. No has de esperar que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. Sin ella, jamás habrías partido; mas no tiene otra cosa que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, sin duda ya sabrás que significa Ítaca.

Konstantinos Kavafis (1863 - 1933)