A veces me pareces alguna clase de criatura mágica, incapaz de comprender los sentimientos humanos, tan irracionales y absurdos, que se escapan de explicarse con palabras. Tu rostro borroso, se forma y desforma con la distancia y el acercamiento; y el tiempo, te da las alas, aún cuando te cansas de volar entre los paraísos más escondidos. Tu alma no es de nadie, ni si quiera de ti mismo. Eres un cuadro anónimo, un ladrón de miradas, un fotógrafo de asombros y un niño escondido entre las barbas.
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