Esa calma contenida
en el ambiente tenso,
esas ganas de quebrarse
sin sostenerse de nada.
Parece que la negación
ha funcionado bien
para mantener el control
de tu cuerpo,
para separar el hoy,
-a cada vez más metros-
de ese día que jamás
recordarás con calma.
Ese grito ahogado en el suspiro...
es un grito ahogado en el silencio.
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