Está bien, déjeme su silencio
no me afecta en lo absoluto
que no me quiera responder,
igual, ya estoy acostumbrada.
Usted y yo muy bien sabemos
que hay dos clases de silencios:
los incómodos,
cuando no se tiene nada que decir
y los compartidos,
cuando se está a gusto.
Pero los de usted...
los de usted son silencios mitológicos,
indiferentes, intrigantes, casi intimidantes.
¿Está usted ahí?
¿Por qué lo siento tan lejos?,
¡conteste, hombre!
Está bien, déjeme su silencio,
de nuevo...
de verdad no me importa,
como le dije, ya estoy acostumbrada.
No, claro que no estoy malinterpretando las cosas,
pero después de un vacío tan largo,
no se puede esperar nada bueno,
¿no lo cree?.
Si, usted tiene razón,
siempre es más fácil creerse las cosas malas
que las buenas.
Lástima que eso no lo dijo usted, sino yo.
No se preocupe,
cuando yo me vaya,
sé que me extrañará...
¿Sigue ahí?
Está bien, déjeme su silencio...
1 comentario:
Sobre tu comentario en "Las novias de mis amigos...":
Buena pregunta... Siempre trato de colocar el autor y/o fuente de las frases, pero esta no recuerdo de dónde salió. Y nunca averigüé el autor...
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