Al principio de la película The Doubt (2008), el padre Brendan Flynn, interpretado por Philip Seymour Hoffman, habla sobre la sensación colectiva que se vivió en Estados Unidos el día en que asesinaron al presidente Kennedy. Un hecho, como muchos otros en la historia, que dejó a la población completamente desmoralizada. Sin embargo, lo más relevante acerca del sermón que ofrece el padre Flynn, es que peor que sentirse desmoralizado colectivamente, sólo existe una cosa: "sentirse solo".
Los sucesos acarreados en Venezuela durante la semana pasada, me dejaron una sensación de desolación y desamparo, que a pesar de haber experimentado muchas otras veces durante estos diez años de mandato me hicieron sentir cada vez más cerca el plan de gobierno que tanto hemos temido. Sólo hace falta ver los hechos para predecir lo que está a punto de hacerse realidad:
-La sentencia de 30 años que condena a los 8 agentes metropolitanos, que estuvieron presentes en la marcha del 11 de abril.
-La amenaza de persecusión política, que no será ficción para Manuel Rosales, Antonio Ledezma y el resto de los representantes de la oposición.
Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que nadie se vaya de vacaciones. No es casualidad que las peores noticias que recibimos como ciudadanos, en su mayoría, nos sean transmitidas, precisamente, días antes de que se inicien las festividades, cuando todos viajan para la playa y nadie está pendiente de hacer algo.
No hay excusas válidas para no manifestar nuestros derechos y opiniones, no importa si estamos solos o cansados, lo que hagamos ahora quedará para la historia, para nuestro país y sobre todo para nuestras conciencias. La desmoralización debe ser colectiva y debe acarrear algo: acciones.
Por último, quiero compartir este artículo de Eugenio Marínez, que espero sirva como reflexión: 30 años de condena para los comisarios y usted en la playa.
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