lunes, 11 de mayo de 2009

Mensaje en la botella

Imagino que esto es una radio y yo trato de comunicarme con el vacío:
Pssst... probando uno, dos, tres. ¿Alguien me escucha?.
De repente, todo se torna oscuro, y tengo la sensación de que el mensaje llega al espacio. La onda sonora se expande centímetro a centímetro, buscando un tímpano que la haga rebotar. Mientras lo encuentra, me siento en la libertad de preguntarle a la nada:
¿Por qué me siento tan perdida cuando estoy en el umbral?
¿Por qué cuando necesito calor humano, no se trata de cualquier calor humano?
Sino del tuyo.
La onda sigue expandiéndose centímetro a centímetro. Quizás haya un planeta en la vía que la haga devolverse o quizás, sólo se expanda infinitamente sin detenerse. En la espera, confieso que me inquietan las cartas no respondidas, las llamadas no devueltas y las dudas sin contestar, y que prefiero hacerme la idea de que no hay nadie del otro lado. Cuestión de orgullo supongo. Pero si lo hay, si estás ahí, me gustaría que me dieras una señal, como un mensaje en la botella que se devuelve hasta la orilla.

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