A veces la luz te golpea de repente. Mientras caminas con el cuerpo suelto por el pasillo, cae como un estruendo sobre tu cabeza. Tú te quedas estático, con la mirada de ciervito; haz caído en cuenta de quién eres y qué estás haciendo, pero ahora no te queda claro el por qué. No te consigues donde imaginaste aquellos días cuando eras capaz de soñar y la luz que te pidió que hallaras para estar juntos, se convirtió en ese brillo que no ves en su pecho. La vida se cerró entre las paredes de concreto y el suelo resplandeciente; nuevamente ves el mundo a través de una ventana y ahora entiendes a qué se refería cuando dijo: "sólo soy un vouyerista a través del silencio..."
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