Zapatos mojados, aguja inerte, mal corte de cabello, cable roto. Negociación insegura, motor recalentado, paraguas que no abre, beso sin amor. Hendidura en la frente, blancura excesiva, pantalla partida, guardafango y chispas. Pasaje sin vuelo, canas por doquier. Palabras que sobran, palabras que faltan, lluvia, lluvia y más lluvia, ojo de aguja, lente de pez...
¿Y si bailamos?
A mi también me gustaría saber como termina esta historia.
3 comentarios:
Bailar ayuda. Siempre!
Bailamos! y Reímos!
Seguramente agregará una página a un libro de Princesas desconocidas, donde tú eres la protagonista que logra conquistar su propia vida.
Me ha gustado tu blog y me ha encantado que te gustara el libro.
Un abrazo
:)
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