Un vacío tras otro
cambia poco a poco
la percepción de la vida.
Quizás por eso,
a veces escribo mucho
y otras prefiero marginarme en el silencio.
Prefiero no contagiar las mentes
con mis visiones radicales,
y a veces pesimistas.
Ni esperar que nadie trate de cambiar las mías,
diciendo:
"No te preocupes, esto también pasará
porque el mundo es un lugar maravilloso."
No lo niego, lo es a veces.
Cuando encuentras la belleza
en un objeto minúsculo,
en un momento.
Cuando puedes compartir una certeza
y observar,
sonreir con complicidad.
Y no te sientes solo,
como la mayoría del tiempo,
porque entiendes
y alguien te entiende.
Cuando recordamos qué nos hace ser humanos
y nos dan ganas de llorar.
2 comentarios:
Si no vas a cambiar mi mente inocente, ¿cómo piensas entonces que voy a crecer?!...
¿Sabes que complicidad me gusta más?, la que no necesita que ni nos observemos. Algo que yo se, que tu sabes que se, y que yo se que tu sabes... sin observarnos, sin hablarnos, solo la certeza de sentirlo.
A mi también me gusta esa complicidad
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