jueves, 31 de mayo de 2012

Perseguir fantasmas

Sentada frente a la pantalla, con la mente en blanco y los ojos apuntando al vacío, acariciaba algunas teclas sin presionar ninguna. -¿De verdad le sorprende tanto que me haya convertido en un fantasma? A veces me olvido de su lógica hipertrofiada. Su negación de la realidad. Su existencia sin culpas. Ya nada de eso importa.

Aquí sólo quedó la sensación de jugar al cuarto oscuro, como cuando uno era niño: Temblabas de miedo. Escondido. Hasta que el asesino se acercaba en medio de la oscuridad y te susurraba algo oído: Estás muerto. Y, a continuación, te ahogabas en el grito:  Me morí.

Pestañeó rápidamente. La oscuridad se convirtió en el claro de las luces de neón de la oficina.
"Menos mal que pronto haré maletas", tituló.


No hay comentarios: