martes, 18 de septiembre de 2012

El sentido del dolor

Hace doce años, estudiando en un colegio de tendencia católica bastante marcada, nuestra profesora de religión nos pidió que hiciéramos un ensayo bajo el título "Presencia del mal y sentido del dolor". Para ese entonces, yo tenía la costumbre de guardar mis trabajos escolares, por lo que pensando sobre el tema recientemente, decidí buscar entre mis carpetas, y me conseguí con un 20 de puntuación y un "muy bien" en la portada.

Sin embargo, a mis escasos 14 años, estoy segura de que más allá del trabajo intelectual; las conclusiones a las que llegué para ese momento, no tenían una base sólida en mis propias vivencias. Quizás había pasado por el común cuestionamiento de la realidad, que todos experimentamos durante la adolescencia, y que por mi forma de ser, que siempre fue de tendencia reflexiva, me permitía ser empática ante ciertas materias. No niego haber pasado por malos momentos, como la muerte de mis bisabuelos, por mencionar alguno, pero siento que mi propia percepción ante el dolor partía desde la ingenuidad. 

Algunas de las reflexiones del ensayo: 
  • "El sufrimiento no tiene por qué ser malo, pues si se sufre por una buena causa este será recompensado (...) hablar de estos temas no es fácil cuando no se viven"
  • "El tema del sufrimiento es uno de los más evitados por las sociedades actuales. No se habla del dolor y de la muerte que son lo más natural y humano que existe; porque nadie está protegido del dolor, y sobre todo no hay persona a la que no le llegue la muerte"
  • "No sólo nuestra sociedad nos incapacita para afrontar este tema; en sí, hablar de ellos es difícil. Un error muy cometido es tratar de objetivarlo, ya que tratamos de perderle miedo y no lo afrontamos"
  • "Para poder hablar sobre el sufrimiento, la persona que lo padece, sólo puede hacerlo de una manera subjetiva, del sufrimiento no se puede tratar de dar una imagen razonable"
  • "El sufrimiento parece casi inseparable de la existencia del hombre y más aún, se interpreta como su destino"  
  • "De acuerdo con el tema planteado he llegado a la deducción, que el dolor, el mal y el sufrimiento son una prueba para acercarnos a Dios y a la misericordia"

Conclusiones actuales: 

A pesar de que encuentro sumamente lógicos los pensamientos del ensayo, y maduros para la edad en que los escribí, se contradicen en un punto respecto al texto en sí mismo: Eran objetivos. 

Me parece interesante haber utilizado las palabras "dolor" y "sufrimiento" como sinónimos, y acoto que la mayoría de las citas empleadas en el ensayo provenían de un texto del Papa Juan Pablo segundo, cuando actualmente me siento más identificada con la frase: "El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional", que curiosamente proviene de Buda.

Si en algo no estaba equivocada, es que en esta vida se experimenta mucho dolor (y en esta oportunidad, lo afirmo con base en mis propias vivencias). Unas personas más que otras, pero indiscutiblemente la reacción ante este dolor es opcional (y a eso es a lo que catalogaría como sufrimiento). 

A la larga, una vida llena de experiencias y que sabe asimilar como aprendizaje lo vivido, apacigua el sufrimiento y le da verdadero sentido al dolor: Vivir con menos sufrimiento, no darle más importancia a los problemas de lo que merecen, ser lo suficientemente maduro para afrontar las situaciones con tranquilidad, y, en definitiva, apreciar la vida mientras se tiene.

1 comentario:

Nadia Goncalves dijo...

Me gustó mucho tu escrito. Eras una pequeña intensita, mujer, mira que escribir eso a los 14 años es impresionante.

Me encanta ese cambio de visión, creo que definitivamente el catolicismo le agrada el sufrimiento, porque al final es una forma de dominación. Se apacigua el cuerpo, el alma se aletarga y es más fácil controlarte. Ahora bien, cabe destacar que este es un pensamiento un poco anarquista de mi parte, pero sinceramente la religión católica no es mi mejor amiga, vamos.

Un beso,