sábado, 6 de octubre de 2012

Pequeñas cofesiones


II
Una vez me enamoré de una sonrisa
que vi pasar mientras caminaba.
Mojé mis botas,
alumbrada, por un hombre
que me entregaba su paraguas.
Tomé tu mano a escondidas,
por debajo de la mesa,
sólo porque tú me la dabas.
Y fui feliz,
tan solo bebiendo una taza de café,
luego de que me preguntaras
cómo me llamaba.

(Confieso que me enamoro de los amores inconclusos
por sus pequeñas cosas.
Y que si, me gusta la novela).

No hay comentarios: