lunes, 15 de diciembre de 2008

Wellcome to Alcatraz

Comenzamos a referirnos como Alcatraz a cierto ramo de la empresa en la que trabajamos, cuando nos dimos cuenta de que cada vez reprimen más nuestra libertad de información.
Cuando me contrataron, las computadoras tenían acceso a casi todas las páginas de Internet, pero progresivamente se fueron coartando nuestros accesos. Primero se fue Facebook, luego Youtube y ahora olvídense hasta de Hotmail. -¡Tú sabes que esto es Alcatraz!- me dijo una compañera. Y así es.
Siempre hay gente que abusa de las libertades, y en algunos casos era necesario que pagáramos justos por pecadores. Sobre todo porque la gente que es abusadora, además es descarada. -¡Es que en el piso de arriba tienen Limewire y Emule, entonces no sólo bajan música sino también pornografía!- escuché decir el otro día.
Uno de mis amigos contrabandistas -esos personajes, como los que salen en las películas de prisión, que siempre hallan la manera de conseguirte lo que está prohibido- me instaló un juego bastante simpático, que empleo en los ratos en los que no hay absolutamente nada que hacer. Parecía la solución perfecta ante la clausura, en vista de que no podía despejar la mente de ninguna otra manera. Ya estaba comenzando a resignarme con el hecho de vivir en Alcatraz, cuando recibí este correo:

Estimados usuarios, por medio del presente se hace de su conocimiento que a partir de la presente fecha se realizará un proceso de AUDITORIA en los equipos de computación de la empresa, el cual consta de:

1. Entrega de Políticas del Uso de Computador por parte del usuario.
2. Eliminación de Software No Corporativo (Emule, Kassa, Ares, entre otros).
3. Reubicación de Datos e Información no Corporativa (Archivos de Música, Fotos, etc.).

Si tienen alguna duda del significado de este mensaje, les comento que la integridad de mi único, básico e infantil juego de computadora se encuentra en peligro. Lo escondí en una carpeta muy oculta para ver si no lo encuentran, pero estos policías son peores que la Stassi, así que ya veremos. Personalmente, creo que la gente que tiene intención de trabajar lo va a hacer teniendo los programas o no y la que quiere sentarse en la silla durante ocho horas sin hacer nada, puede hacerlo de igual manera. ¿No creen?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Hola!
Tu historia parece salida de un cuento de la segunda o primera guerra mundial jajaja.
Ten paciencia o llevate un reproductor de música, algo que te distraiga, yo hago eso jaja.
Saludos!