Tenía mucho tiempo sin que nada me apasionara, hasta que hace unos días comencé a leer Twilight (Crepúsculo) de Stephanie Meyer. Se trata de una historia de amor en medio de circunstancias muy particulares. Isabella Swan, una chica de 17 años se enamora de Edward Cullen, un vampiro que no resiste las ganas de morderla, pero que finalmente se hace adicto a rescatarla.
Personalmente, siempre me han fascinado las historias de vampiros y el libro me pareció sumamente emocionante. Además, toca la vibra romántica que todas las mujeres llevamos por dentro. No en vano ha crecido una ola de seguidoras a escala mundial -un fenómeno muy parecido a lo que ocurrió con la película Titanic hace 10 años-.
Hablé con una vieja amiga sobre el asunto y me comentó que "es el tipo de historia que nos habría encantado cuando teníamos quince años". Y aun cuando considero que más bien es el tipo de historia que nos hace sentir como si tuviéramos quince años, no le quité la razón cuando me dijo:
“Estas historias son tan perfectas y tan mentira!!!! Uno pasa toda su adolescencia ilusionándose o queriendo encontrase algo así... y NO EXISTE” (Crash...una bofetada de realidad).
“Estas historias son tan perfectas y tan mentira!!!! Uno pasa toda su adolescencia ilusionándose o queriendo encontrase algo así... y NO EXISTE” (Crash...una bofetada de realidad).
Cuando éramos adolescentes soñábamos con encontrar a un hombre bien parecido, de actitud rebelde, que a pesar de ser un bad boy, nos rescatara de cualquier dificultad y nos demostrara que por nosotras podía llegar a ser la persona más romántica de la historia, una mezcla de James Dean con Jack Dawson, por ejemplo.
Bien es cierto que la realidad es otra. Cuando crecemos, esperamos encontrarnos con estos príncipes y nos desilusionamos al ver que los hombres no aparecen de la manera en que estas historias nos habían contado. En la mayoría de los casos ni siquiera los actores que interpretaron esos roles tienen afinidad con sus personajes.
Pero, ¿qué es lo que pasa?, ¿es que acaso las mujeres estamos exigiendo demasiado?, ¿de verdad nos engañamos creyendo encontrar lo que nos enseñaban las películas? ¿o es que nos estamos conformando con muy poco?.
4 comentarios:
Creo que tanto mujeres como hombres realmente no sabemos que queremos, me parece que a veces idealizamos y esperamos mucho del otro, y a veces nos conformamos con poco, como dicen los seres humanos somos inconformes, entonces como siempre el reto está en conseguir el equilibrio, ser felices primero con nosotros mismos y así poder dar y recibir en justa medida
Muy buen post y muy buena respuesta transeúnte. Cuando se está en paz con uno mismo estaremos listos para compartir en armonia.
Saludos.
Yo creo que las pocas veces que la fantasia se hace realidad, NO la identificamos porque cuando la vivimos, no nos gusta, entonces pensamos "Estas historias son tan perfectas y tan mentira!!!" y es que lo que pretendemos NO existe.
Es un problema de puntos de vista.
Historias como la del vampiro, a la que Ana se referia, se disfrutan como observador mas no como protagonista.
Entonces concluimos: "tanto mujeres como hombres realmente no sabemos que queremos"
Y es que lo que sentimos como observador, NUNCA va a ser igual a lo que sentimos como protagnistas.
Pues si, las historias prefectas son verdaderas!!!, solo que cuando las protagonizamos no nos gustan tanto como cuando las observamos. Y es que lo que pretendemos NO existe.
Cuando se llega a la madurez del pensamiento concreto se halla lo que se busca, las mujeres tienden siempre a cambiar al hombre, y lo que realmente no se dan cuenta es que solo lo que pueden hacer es formar a su hijo, mientras que el hombre ve a una mujer y se imagina que es tan bella para el, que asume que asi son sus aptitudes y sentimientos y PLUM, golpe de murcielago contra la pared, lastima que todos debemos darnos contra la pared siempre, para aprender a volar...
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