No puedo evitarlo, siempre me llama con insistencia. Al igual que Santo Tomás, necesito meter los dedos hasta tocar las llagas, no dejar cabida a las dudas, exponerte, torturarme. Deja de buscarle las 5 patas. Acuérdate de lo que mató al gato: la curiosidad. Si así es, moriré pronto, lo presiento. Es la obsesión por las certezas, la incomprensión de las insinuaciones, el miedo a asumir, la búsqueda de una prueba de que los sueños no me engañan.
2 comentarios:
Los sueños no te engañan. Y la prueba esta aquí, en esta entrada que comento.
Un beso
Bello, bellísimo!
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