lunes, 25 de mayo de 2009

Con los dedos en las llagas

No puedo evitarlo, siempre me llama con insistencia. Al igual que Santo Tomás, necesito meter los dedos hasta tocar las llagas, no dejar cabida a las dudas, exponerte, torturarme. Deja de buscarle las 5 patas. Acuérdate de lo que mató al gato: la curiosidad. Si así es, moriré pronto, lo presiento. Es la obsesión por las certezas, la incomprensión de las insinuaciones, el miedo a asumir, la búsqueda de una prueba de que los sueños no me engañan.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Los sueños no te engañan. Y la prueba esta aquí, en esta entrada que comento.
Un beso

Nadia Goncalves dijo...

Bello, bellísimo!