Antonio Mundaca
martes, 7 de febrero de 2012
Cuando estás rodeado de perros salvajes
Cuando estás rodeado de perros salvajes, debes ser más astuto que un zorro, sino quieres que te hagan pedazos, y es como el mimetismo de los animales cuando enfrentan el peligro, sólo hay dos opciones o finge está muerto o se muestra como un animal terrible- le dices- Entonces tú eres un zorro astuto- contesta con una sonrisa en los labios. - A veces para mantener tus principios no queda otra opción que huir- - ¿Tú crees que se pueda huir de todo?- pregunta mirando algo en ti , pero ya no sabes qué. Ella no le ha puesto azúcar al café, pero continua removiendo lo que queda en la taza, como si quisiera decir algo que no ha dicho en la cama, en el aguacero, cuando cruzaron la línea. En la esquina una pareja bebe y se besa y parecen penetrarse por la falta de luz, de pronto cuando ustedes platican, ellos pagan y salen abrazados de la cintura. -¿ Quieres tomar algo más? -¿Me invitas?. -¿Me acompañas? -¿Por qué no? -Tengo ganas de dormir bien esta noche- Explica ella. -No debiste haber tomado tanto café- Y señalas la taza. -Estoy cansada, cansada de vivir. A mí también me gustaría convertirme en un animal salvaje, pero no consigo huir. Es una sensación femenina no podrías comprenderlo. -Si quieres que esto sea algo más que sexo entre nosotros, aunque sea por un momento como dijiste anoche, es mejor hablemos también de ti- le reprochas. Ella permanece un instante en silencio y te das cuenta el bar lo empiezan a cerrar. -No me gusta mi cuerpo y es por un día de invierno con un cielo cubierto de nubes, sé que has disfrutado con mi cuerpo, pero no fuiste el primero, ni tampoco el último, estoy segura - lo dice apartando tu mano que empezaba a quitarle el cabello que caía por su cara. Ahora la deseas menos.
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