jueves, 26 de mayo de 2011

Sobre existencialismos y tormentos

Hoy descubrí cómo la belleza y la genialidad del arte pueden llegar a ser un tormento capaz de destruirnos. Y la autonomía de mi boca, que a veces cobra vida y te persigue, obsesionada con tus silencios. Hoy me sentí parte de un todo laberinto. Presa de mis propios pensamientos. De gritos ahogados. De los finales trágicos y profundos, como la llegada inocente a la casa que ha quedado destruida.
Y yo Maga y tú Oliveira y yo Iribarne y tú Castel, divididos por paredes de vidrio, que algunas veces nos permiten vernos mientras que otras, sencillamente, nos separan en el grito y el silencio. Sedentaria y nómada. Tempestad de agua e ignorancia incrédula. Inseguridad, prejuicios y conjeturas. Víctimas de una muerte física y metafísica: productos de la agonía de las noches que cruzan puentes y túneles. Lanzándonos al río y al abismo... Que te ruegan.... Que me gritan desde lo alto. Es tan difícil entender las cosas.

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