"A pesar del calor, del fragor del tránsito en las autopistas de vértigo, de las distancias cortas más largas del mundo, yo iba reconociendo a cada vuelta de rueda los sitios familiares de mi infancia desde que atravesé la ciudad por primera vez (...) Una de las hermosas frustraciones de mi vida es no haberme quedado a vivir en esa ciudad infernal. Me gusta su gente, a la cuál me siento muy parecido, me gustan sus mujeres tiernas y bravas, y me gusta su locura sin límites y su sentido experimental de la vida. Pocas cosas me gustan tanto en este mundo como el color del Ávila al atardecer. Pero el prodigio mayor de Caracas es que en medio del hierro y del asfalto y los embotellamientos de tránsito que siguen siendo uno solo y siempre el mismo desde hace 20 años, la ciudad conserva todavía en su corazón la nostalgia del campo."
Gabriel García Márquez - sobre Caracas.
Diario El Universal 13 de mayo 2012
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