"En un gesto de madurez infinita se intenta desprenderse con mesura de aquello que sin remedio habrá de abandonarnos. Se trata de adelantarse, de decir adiós adecuadamente y abandonar el barco antes, incluso de que lo hagan las ratas. Reivindicar despedidas con un acto triunfal de profunda soledad, la retirada a tiempo como victoria, sin saber si se ama con el corazón o las tripas. Se puede entonces quedar sorprendido, volver a cubierta del barco que se hunde para buscar un salvavidas que una para siempre al propio naufragio."
Antonio Mundaca
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