Tengo una fijación por las palabras. Una necesidad más fuerte que yo por escuchar lo que es evidente. Un "me gustas" como reemplazo de los gestos sutiles. Un "adiós" en lugar de la ausencia.
Podría decirse que soy sorda de ojos y ciega de silencios. No logro comprender la acción hecha o deshecha. Desconfío de mi propia percepción, para dejar las puertas abiertas.
Necesito una razón de lo abrupto. Un por qué de la huida contundente. Aunque la explicación sea un error bien vestido, una leche cuajada, un soplido violento. Aunque a veces sea bonito creer en las mentiras no dichas.
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