Esta noche,
hace frío.
Llueve suave.
¿Recuerdas cuando me preguntabas sobre el clima?.
Me parecía tan bonito dentro de su propia simpleza.
Detener el tiempo para mirar hacia la ventana,
y buscar respuestas sobre la falta de calor
en este lado del mundo.
Tu solución ante un silencio incómodo:
evadir, hablando del cielo.
Y yo me detenía para satisfacer tu interminable curiosidad,
aunque tuviera ganas de conversar sobre otros temas
-que ahora no tendrían sentido.
Esta noche,
las gotas tocan el techo
haciendo suaves ritmos de campana
sobre las tejas.
Yo miro la ventana oscura,
y me arropo lluviosa, pensando,
si aún son tan distintas nuestras estrellas.
Ya nadie me pregunta por el estado del tiempo.
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