Ella espera, pacientemente, hasta que olvides su existencia. Y en el momento en que te crees libre de culpa, te sorprende sentadita junto a la ventana mientras se fuma un cigarrillo. Luego te mira y sonríe mostrando sus colmillos resplandecientes en la oscuridad. Comprendes entonces que por más que la ocultes nunca lograrás zafarte de ella. ¿Qué haces entonces cuando te encuentra la verdad?. Comienzas a girar como un molino de viento, sin saber qué dirección tomar.
1 comentario:
Es cierto, la verdad es ese pequeño monstruo (en tu caso fumador, en mi caso esperaria con una botella de vino) que amenaza con destruir tu ser, a veces corremos de su lado, pero otras veces nos embriagamos a su lado... o compartimos media cajetilla de cigarros.
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