Siempre me sentí ajena a los textos, donde enunciabas las cartas que guardaste sin siquiera abrir el sobre. Me sentía ajena a la posibilidad de dejarnos, repentinamente, sin mirar atrás. Creía con inocencia que nos mantendríamos dentro de nuestros días. 
Y no sé si es que de un momento a otro dejamos de ser, 
eso que nunca estuve segura si alguna vez fuimos, pero que sin lugar a dudas, era algo. 
 
2 comentarios:
Muy bueno!!!!
Gracias Marce!
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