lunes, 4 de marzo de 2013


Siempre me sentí ajena a los textos, donde enunciabas las cartas que guardaste sin siquiera abrir el sobre. Me sentía ajena a la posibilidad de dejarnos, repentinamente, sin mirar atrás. Creía con inocencia que nos mantendríamos dentro de nuestros días.

Y no sé si es que de un momento a otro dejamos de ser, eso que nunca estuve segura si alguna vez fuimos, pero que sin lugar a dudas, era algo.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Muy bueno!!!!

Agnes dijo...

Gracias Marce!