martes, 31 de marzo de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
Cuando tu corazón se detuvo
Cuando tu corazón se detuvo, la Tierra se hizo grande. Las calles dejaron de tener límites y cada vía empezó a cincundar el mundo sin detenerse. El aire se hizo más etéreo, si es que eso es posible, como si no hubiese nada sólido que encontrar en este plano y los objetos se convirtieran en una absurda acumulación de lo palpable, de aquello que permanecerá en la tierra aún cuando yo me vaya. La vida comenzó a sentirse en espera, transitoria, momentánea y sublime, llena de nadas que cubren tu techo:
"Aún espero despertarme y decirte que tuve un sueño horrible, un sueño donde saltabas al vacío y unas personas tomaban tu cuerpo para ocultarlo, sin vida, por debajo la tierra. Hoy es uno de esos días en que tendría ganas de llamarte, sólo para asegurarme de que estás bien".
"Aún espero despertarme y decirte que tuve un sueño horrible, un sueño donde saltabas al vacío y unas personas tomaban tu cuerpo para ocultarlo, sin vida, por debajo la tierra. Hoy es uno de esos días en que tendría ganas de llamarte, sólo para asegurarme de que estás bien".
miércoles, 18 de marzo de 2009
.Amor celoso.
que no me gusta que les guste
a otras personas.
Es un amor así, celoso”.
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
jueves, 12 de marzo de 2009
Corintios
13:4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
13:5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
13:6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
13:7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
13:8 El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
13:9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
13:10 Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
13:5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
13:6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
13:7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
13:8 El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
13:9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
13:10 Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
miércoles, 11 de marzo de 2009
Yo creía que mi nombre era original
Hace algunos días, después de almorzar, salí a caminar con un amigo por los alrededores de la zona donde trabajamos. Cuando pasamos por la vitrina de un puesto de revistas, observé que había una Playboy con la imagen de Shannen Doherty en la portada y me volteé para decirle: ¿Puedes creer? la chica de Beverlly Hi... cuando me di cuenta de un pequeño detalle:
Siempre creí que, aunque mi nombre sonaba a regaño, por lo menos era original. Nunca imaginé que lo encontraría asociado a la frase:
"No tengo tabúes"
Sobre todo cuando las playmates tienen nombres como: Crystal, Kara Trisha, Rubí o ¡qué se yo!
martes, 10 de marzo de 2009
viernes, 6 de marzo de 2009
Me gusta
El olor de los fósforos. Comer chocolate. El color morado. Arrancarme la pintura de las uñas con los dedos. Caminar los viernes después de comer. Salir sin saber a dónde voy a llegar. Tomar limonada. Las películas viejas. Las películas en general. Tomar fotografías. Los profiteroles y las bombas. Correr. El francés. Los girasoles. Ordenar el cuarto. Tener el auto limpio. Descubrir una canción en la radio. Que cuando pregunto “¿recuerdas?”, la respuesta sea “si”. Conseguir en oferta algo que quería desde hace tiempo. El pollo con puré de papas. Cat Power. Arrancar un vello con la pinza. Encontrar una llamada perdida. Teñirme el cabello de rojo. El metro de Caracas cuando no hay mucha gente. Tomar café al despertarme. El jardín de la Universidad Católica Andrés Bello. Usar blue jeanes. Leer un buen libro después de bañarme. El salmón. Dormir después de varios días de trasnocho. Las partes del hombre que lo hacen diferente de la mujer. Tener una conversación interesante. El punk. Tener el control. La sinceridad plena. Los reality shows sobre moda y cocina. Tener alguien con quien contar. Cantar en la ducha. Las sorpresas oportunas. Que me abracen sin yo pedirlo. Manejar por La Cota Mil de extremo a extremo. Las historias de amor. El olor de la almohada. Las franelas con rayas. Comprar chaquetas. Ir a la playa un día de semana cuando no hay nadie. Ver la ciudad desde el mirador. La combinación anaranjado - verde. Las canciones de rock con violines de fondo. El piano. Ver mi oficina con flores. El sexo con amor. Cuando logro lo que me propongo. Los días sábado. Montar a caballo. Los leones. Las historias de mi abuelo. Los Converse. El apellido Scheneider. Los pantalones acampanados. El viento.
No me gusta
Los grumos en el café. La gente que bota basura en la calle. Que me avergüencen en público. Las berenjenas. Las mentiras. El aire acondicionado. El suicidio. Que tomen mis cosas sin preguntarme. Los pellizcos. La pobreza. Querer llamarte y que no estés. Los correos de cadenas. Cuando mi bolso se traga las cosas. Que me llamen sin tener nada que decir. Cuando el carro no enciende. Ir de pie en el autobús. La gente que se ríe en el cine porque no entiende la película. Usar pantalones de vestir todos los días. La indiferencia. La comida aburrida. Despertar y darme cuenta de que todo fue un sueño. Cuando no me saben leer. Cuando cambian al actor de una película y lo ponen como el mismo personaje. Llorar en público. Las frases vacías. No poder hablar porque la música está muy alta. Tener cigarros pero no un encendedor. Correr a atender el teléfono y que cuelguen. Los zapatos con punta. Ver lo que acabo de comprar más barato en otro sitio. Caminar por el Sambil y que me empujen. Las paredes grises. Cuando adulan demasiado a una persona y la echan a perder. Los estampados de leopardo. Los errores ortográficos graves. Pasar la Navidad sola. Las enfermedades. Los hospitales. Los abrigos de piel. Escuchar vallenatos. Sentirme ansiosa. Cuando enfocan a los beisbolistas escupiendo. El calor. Los silencios incómodos. Mojarme los pies cuando llueve.
No es lo mismo leer "El Principito" cuando se es niño
"Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar crecer como quiera. Pero si se trata de una maleza, hay que arrancarla en seguida, en cuanto se la pudo reconocer. Ahora bien, había unas semillas terribles en el planeta del principito... eran las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y de un baobab, si uno se deja estar, no es posible desembarazarse nunca más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar".
Le Petit Prince - Antoine de Saint-Exupéry
Imagen: "Árbol", 2008.
(artista plástico venezolano)
jueves, 5 de marzo de 2009
miércoles, 4 de marzo de 2009
Déjeme su silencio
Está bien, déjeme su silencio
no me afecta en lo absoluto
que no me quiera responder,
igual, ya estoy acostumbrada.
Usted y yo muy bien sabemos
que hay dos clases de silencios:
los incómodos,
cuando no se tiene nada que decir
y los compartidos,
cuando se está a gusto.
Pero los de usted...
los de usted son silencios mitológicos,
indiferentes, intrigantes, casi intimidantes.
¿Está usted ahí?
¿Por qué lo siento tan lejos?,
¡conteste, hombre!
Está bien, déjeme su silencio,
de nuevo...
de verdad no me importa,
como le dije, ya estoy acostumbrada.
No, claro que no estoy malinterpretando las cosas,
pero después de un vacío tan largo,
no se puede esperar nada bueno,
¿no lo cree?.
Si, usted tiene razón,
siempre es más fácil creerse las cosas malas
que las buenas.
Lástima que eso no lo dijo usted, sino yo.
No se preocupe,
cuando yo me vaya,
sé que me extrañará...
¿Sigue ahí?
Está bien, déjeme su silencio...
no me afecta en lo absoluto
que no me quiera responder,
igual, ya estoy acostumbrada.
Usted y yo muy bien sabemos
que hay dos clases de silencios:
los incómodos,
cuando no se tiene nada que decir
y los compartidos,
cuando se está a gusto.
Pero los de usted...
los de usted son silencios mitológicos,
indiferentes, intrigantes, casi intimidantes.
¿Está usted ahí?
¿Por qué lo siento tan lejos?,
¡conteste, hombre!
Está bien, déjeme su silencio,
de nuevo...
de verdad no me importa,
como le dije, ya estoy acostumbrada.
No, claro que no estoy malinterpretando las cosas,
pero después de un vacío tan largo,
no se puede esperar nada bueno,
¿no lo cree?.
Si, usted tiene razón,
siempre es más fácil creerse las cosas malas
que las buenas.
Lástima que eso no lo dijo usted, sino yo.
No se preocupe,
cuando yo me vaya,
sé que me extrañará...
¿Sigue ahí?
Está bien, déjeme su silencio...
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